"Revelación" por Lina S. Silva

“Me metió las manos en el corazón, pero contrario a lo que había idealizado, no me dolió”.
He hallado un lugar en el exilio donde las estrellas no sólo están en el cielo, y donde la voz y el eco se confunden. Allí serás oscuridad y yo, la bebida derramada que corre con pequeño caudal por el suelo. Las sirenas suenan y nosotros corremos. Estruendos se ven en ti, oscuridad, y mi liquidez llora. A pesar de la guerra, la música sigue y nosotros estamos obligados a bailar y a cantar mientras me bebes con pasión y delicadez. Yo me alimento de ti, y juntos nos curamos las penas del corazón. Juntos cada vez más cerca. No cambian los colores, pues contigo todo es noche.
Los sentidos se mueven en todo mí ser. Gracias oscuridad, tú los erizas. El temor adormece la conciencia, por suerte, acá no existen las ataduras del temor y del pudor. Nos llenamos de ese aire puro que no hay en otro lugar, y tu lo ambientas con aquel humo curveante al que tienes acceso ilimitado. Yo sólo te miro andar para no perderme un detalle. Así, por si alguna vez te me vas, las luces del día no me cieguen, como al muerto que se levanta de su tumba. Y sin tanta necesidad como el que aspira las cenizas de su padre. Más si soy yo quien se marcha, ya no tendrás más euforia, la placidez de embriagarte conmigo desaparecerá. Por eso te pido, no te vayas sin mí, aunque tu presencia me agobie.