Siento cómo estas personas me leen en la noche.
Pasan de página, me untan de saliva,
y el dolor frenético, cierran el libro.
Es cuando me despierto,
y veo letras,
volando por mi habitación.
Vuelve a la cama.
Me siento leída en más de un idioma,
a pesar de eso sé quién soy.
Vuelan letras a mi alrededor
rápidas, lentas o pausadas
se tatúan en mi cuerpo.
Vuelve a la cama.
Muchos empiezan, y nunca terminan.
Unos repiten la lectura de cada capítulo.
Otros me analizan, me detallan, y ...
subrayan minuciosidades.
Hay quienes me comentan en el día,
y no me dejan pensar.
Pero ÉSTOS,
los que empiezan leyendo el final,
son los más atroces y despiadados!
La locura ni los roza suavemente.
Demoníacas criaturas
que quieren saber más,
comienzan matándome,
comienzan matándome.
... La calle vacía -¡Corre niña que te alcanza!- No puede respirar, esa
sombra ya le besa los talones. Ella lo ve pasar, su infinita presencia,
su pelo negro. Se detiene. No la distingue. Ciega sombra la ha consumido
ciega paciencia, ciego amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario